Esta frase desgraciadamente la hemos oído de varios clientes referente a su perro. Algunos manejos de peluquería y las técnicas de televisión están haciendo que esta creencia se propague, de manera que hemos querido arrojar un poco de luz a este tema.
Algunos manejos de peluquería, afortunadamente cada vez menos, pasan por atar al perro de cuello y cintura con un cordino tensado de manera que el perro no puede sentarse ni tumbarse, el cordino es una correa estranguladora que tiene como fin que si el perro intenta tumbarse o sentarse estrangule y cause dolor. ¿Es necesario que el perro tenga que estar de pié dos horas en la mesa de trabajo? Por supuesto que no, cuando vas a la peluquería ¿ te lavan y cortan el pelo estando de pié? ¿O te ofrecen una cómoda silla para que te relajes y disfrutes del proceso?. Obligarlo a estar de pié es cansado y en muchos casos no se tienen en cuenta las dolencias del perro, como dolores en articulaciones, displasia o artrosis. Además atarlo lleva una connotación negativa nada más empezar ¿como te sentirías si en tu peluquería al llegar te ataran de pies y manos a la silla? Pensarías que te van a hacer daño, verdad? Pues eso precisamente es lo que piensa tu perro “no se que me van a hacer, pero muy bueno no debe ser si me inmovilizan”.
Por otro lado, tenemos las supertécnicas de los superadiestradores televisivos : “shh” “quieto” o sacudir al perro por el pellejo a la vez que le profieres un grito, o peor aún, tumbarlo boca arriba para que se “relaje”. Todo eso inflige miedo al perro, y con suerte (para ti) lo puedes llevar a indefensión con lo que el perro se quedará quieto y podrás trabajarlo sin problema, pero con un grave problema psicológico para tu perro. ¿Merece la pena hacerle eso al perro para que puedas trabajar mejor en la peluquería? Rotundamente no. La peluquería no duele, no estás cosiendo una herida abierta, ni quitando una astilla que se ha clavado, ni vacunando… solo bañas, secas y cortas. Se puede trabajar esos estímulos a priori aversivos para que el perro acuda a la sesión de forma tranquila y todo el proceso se realice de modo amigable. Se puede condicionar al perro a que esté quieto o de pié encima de la mesa para poder trabajarlo, pero sin obligarlo por las \»malas\».
Si el perro ladra o muerde, no es cuento… es miedo!!! Mucho miedo!! Producido por un manejo agresivo y por un “te voy a bañar te guste o no, por las buenas o por las malas”. Siempre que el perro ladra o muerde hay que escucharle, hay que suavizar el manejo y hay que procurar que las sesiones de belleza sean más agradables para él. Con cada grito, con cada inmovilización, con cada “shh” estamos incrementando su miedo. El perro te está avisando de que eso que le haces le asusta, podría morderte tan fuerte que podría hacerte sangre, y dependiendo del tamaño del perro incluso te podría romper una mano, pero no, ellos pudiendo hacerte mucho daño optan por ser más educados, y nosotros se lo pagamos con más gritos y más sacudidas. No es justo.
Tienes un perro, le quieres, quieres lo mejor para él y además pagas por la sesión. Exige ver la sesión de peluquería, y no permitas que NADIE, ABSOLUTAMENTE NADIE grite, zarandee o pegue a tu perro, no importa que sea adiestrador o peluquero, da igual que te diga que sabe mucho de perros, no le creas, probablemente si supera tanto no recurriría a eso ni intentaría justificar ese comportamiento tan agresivo hacia tu perro.