Hoy vengo calentita, porque lo que traigo es de esos temas que sabéis que me encienden la mecha. Y sí, tiene que ver con paseos, perros sueltos, reactividad… y personas que no saben que su ego es más grande que su perro. Pero bueno, ahora verás.

Este artículo es el complemento del episodio 326 de Hablemos de [Música] Perretes, que vas a encontrar justo aquí incrustadito para que lo escuches mientras lees.
💡 No te lo pierdas, porque en él respondo a la duda de Daniela con todo el salseo y ejemplos reales.

La realidad de pasear con un perro reactivo (o sensible, o inseguro…)

Si has trabajado duro para mejorar la reactividad de tu perro, sus miedos o su gestión emocional, sabes lo que se siente:
sales a la calle modo zen, todo va bien, tu perro mantiene la calma, tú respiras, la vida es bonita…

…hasta que aparece el típico perro suelto cuyo humano te grita a 20 metros el mítico:

«¡Tranquila, que no hace nada!»

Y tú piensas:
Pues a mí sí, amigo. A mí me descolocas medio mes de trabajo.

En el episodio ahondo mucho más en esto, pero la idea es clara: no es solo “un saludo” entre perros. Es una situación que puede reventar el avance de días, o semanas, y que puede ponerte en una situación muy comprometida dependiendo del tamaño, carácter o historial del perro que tú estás llevando.

¿Qué hacer cuando aparece un perro suelto?

Te lo resumo rápido (pero en serio, escucha el episodio, está mucho más jugoso ahí):

  • No discutas.
    No sirve, nunca cambia nada y te puede arruinar el paseo. Next.
  • Pide que lo aten una vez.
    Si te sueltan el “no hace nada”… ya sabes: gira, cambia de calle, cruza, aumenta distancia. Tu prioridad es tu perro.
  • La distancia es tu mejor amiga.
    Cuanto antes la amplíes, menos probabilidad de reacción.
  • Recuerda esto:
    El problema real no es tu perro reactivo.
    Es el perro suelto que no viene a la llamada.
    Y quien lleva un perro que no acude a la llamada… ya sabemos lo que está fallando ahí, ¿no?

¿Y qué pasa con la gente que toca a tu perro sin preguntar?

Ay, ay, ay.
Aquí ya sabéis que me sale la vena borde deluxe.

Si alguien quiere tocar a tu perro, que pregunte.
Si no pregunta, te apartas. Punto. Esa persona no necesita explicación, ni justificación, ni clases gratis de comportamiento canino.

Tu perro, tus normas.
Tu perro, tu responsabilidad.
Tu perro, tu espacio.

Y si se ofenden… pues que se ofendan. No pasa nada, se les cura.

Si todos preguntáramos, el mundo canino sería otra cosa

Lo digo mucho y lo repito aquí porque es clave:
la mayoría de restricciones, leyes raras y normas absurdas que sufrimos hoy con los perros vienen de un mismo sitio:

Gente que no controla a su perro
+
Gente que no respeta a los demás perros.

Así de sencillo.

Cuanto más ejemplo demos los que sí hacemos las cosas bien, antes cambiará esto.

¿Te pasa lo mismo? Escucha el episodio

De verdad:
este episodio está hecho para ti si alguna vez has sentido rabia, frustración o impotencia al ver cómo un perro suelto arruinaba el paseo que llevabas currándote semanas.

Aquí te dejo el audio completo para que lo escuches:

Dentro del episodio cuento también mis propias batallitas, lo que hago yo en sesiones, casos reales con clientes y la parte más emocional que aquí no quiero destripar del todo. Vale mucho la pena.

Antes de irte…

Ya sabes que en la newsletter cuento muchas cosas que no salen en el podcast. Aquí abajo tienes el enlace.
Y si quieres avanzar más con tu perro, tienes disponibles:

  • Curso de Comunicación Canina (este lo necesitas, créeme)
  • Curso de Rechazo de Comida del Suelo

El MAP está cerrado por ahora —los espabilados entran cuando toca 😏— pero ya avisaré.

Comparte este episodio si conoces a alguien que…

  • Lleva el perro suelto «porque no hace nada»
  • Toca perros sin permiso
  • Te arruina los paseos constantemente

Spoiler: no le va a gustar.
Pero quizá… igual… un poquito… le hace reflexionar.

Nos escuchamos en el próximo episodio, perretes. 🐾

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