Positivizar en perros: por qué es un error y qué hacer en su lugar
En este artículo vamos a explicar por qué hablar de positivizar es un error, qué significan realmente los términos técnicos como refuerzo positivo, castigo positivo, habituación o desensibilización, y qué debes hacer para ayudar a tu perro de manera correcta.
Qué significa “positivo” en el aprendizaje canino
En psicología del aprendizaje y educación canina:
Positivo no significa “bueno”.
Positivo significa añadir algo.
Ejemplos:
Dar una chuche cuando el perro se sienta → refuerzo positivo (añado algo que le gusta para que repita la conducta).
Dar un tirón de correa o un grito → castigo positivo (añado algo desagradable para reducir la conducta).
👉 Por tanto, decir “positivizar el transportín” no tiene sentido técnico. No es convertirlo en “bueno”, sino trabajar con metodologías adecuadas.
Transportín y otros objetos: habituación vs. desensibilización
Antes de trabajar con un transportín (o cualquier otro estímulo), lo importante es saber qué significa para tu perro:
Si es desconocido → toca habituar.
Se trata de que el perro se acostumbre poco a poco, de forma agradable, a algo nuevo.
Ejemplo: dejar el transportín abierto, con juguetes dentro, y permitir que lo explore libremente.
Si genera miedo o rechazo → toca desensibilizar.
Se trabaja con una jerarquía de aproximaciones muy graduadas.
Paso a paso, el perro pierde el miedo, sin forzar y sin ansiedad.
Aquí se puede usar contracondicionamiento (asociar la presencia del transportín a experiencias agradables), pero nunca de golpe ni forzando.
👉 Lo importante: no se positiviza nada. Se habitúa o se desensibiliza según el caso.
El error de los premios “a lo loco”
Mucha gente piensa que basta con meter salchichas dentro del transportín para que el perro entre feliz. Pero:
Si el perro tiene miedo real, no comerá.
Si lo fuerzas o te saltas pasos, solo aumentará su ansiedad.
El problema no es “que los premios no funcionen”, sino que no estás aplicando el proceso adecuado.
El refuerzo positivo es una herramienta potentísima, pero hay que usarla bien: adaptada al perro, a su motivación y a su estado emocional.
El perro decide qué le gusta (y qué no)
Un punto clave: no podemos decidir nosotros qué le gusta a nuestro perro.
Un Malinois probablemente preferirá un mordedor antes que una salchicha.
Un Labrador seguramente se motivará más con comida que con un juguete.
Cada perro tiene sus preferencias y su carácter.
👉 Tu trabajo no es “positivizar” nada, sino identificar qué motiva a tu perro y usarlo para reforzar conductas deseadas o para superar miedos.
Por qué no puedes ser autodidacta con un perro
Es común que muchas personas prueben cosas leídas en internet: hoy una chuche, mañana un tirón de correa, pasado un spray de agua… El problema es que:
Cada intento fallido confunde más al perro.
A veces incluso empeora el problema (más miedo, más ansiedad, más desconfianza).
No es lo mismo experimentar con una web o un objeto que con un ser vivo que siente y recuerda.
Por eso, lo recomendable es formarse bien o acudir a un profesional antes de probar con tu perro técnicas que no comprendes del todo.
Conclusión: olvida el “positivizar”
En educación canina, no existe el positivizar.
Lo que sí existe es:
Habituación (cuando algo es neutro o desconocido).
Desensibilización (cuando algo da miedo).
Refuerzos positivos y negativos.
Castigos positivos y negativos (que no tienen nada que ver con “bueno” o “malo”).
🔑 No se trata de usar palabras bonitas, sino de aplicar ciencia y metodología. Tu perro no necesita que “positivices” nada, necesita que trabajes de forma estructurada, amable y adaptada a sus emociones.